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La ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, destacó que el crecimiento económico de 2% obtenido por el Perú en el presente año contribuirá a reducir los índices de pobreza en el Perú, a pesar de la crisis internacional causada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), si en el 2000 la pobreza afectaba al 48.4% de la población, el 2018 se redujo al 20.5%, y se espera que esa tendencia se confirme este año.
Economistas independientes calculan que en el 2019 el índice de pobreza disminuirá alrededor de 1% gracias a los programas sociales que sirven para amortiguar a las posibles nuevas generaciones de peruanos con bajo nivel de ingreso y para reforzar el plano productivo.
Otros académicos indican que más importante es el crecimiento económico. Con crecer más de 2%, la pobreza disminuiría 0.75% porque se considera que la expansión del PBI y la disminución de porcentaje de personas con bajos ingresos van de la mano.
El debate acerca de qué es mejor, crecimiento o programas sociales, es hoy un falso dilema. La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revela que los países que más han reducido el hambre y la miseria son aquellos que han empleado ambos mecanismos.
Los programas sociales –usados como una estrategia orientada a la superación de la pobreza y la reducción de las desigualdades sociales– ya hace mucho tiempo dejaron de ser considerados caridad o simplemente “asistencia social”.
Hoy queda claro que estas políticas públicas se orientan no solo a disminuir el número de personas con bajos ingresos, sino también a reducir desigualdades. De esta manera, se fomentará la inclusión social y laboral entre los beneficiarios.
Se debe aclarar que las personas en situación de pobreza no se encuentran en esta condición por falta de esfuerzo propio, sino por las grandes desigualdades de carácter estructural que les limitan el acceso a los servicios básicos de educación, salud y mejores empleos.
En el frente del crecimiento económico, una de las herramientas que más éxito han tenido en combatir este mal en forma efectiva son los tratados de libre comercio (TLC) y, en forma especial, las exportaciones no tradicionales, que se duplicaron en una década. El 90.5% de las unidades económicas que exportan a Estados Unidos son micro y pequeñas empresas, y el 97.7% de las 1,450 nuevas mercancías son productos no tradicionales.
Hay muchas razones para ser optimistas y esperar que el número de pobres continúe descendiendo en nuestro país. La ministra Alva señala que la ejecución del Plan Nacional de Competitividad y Productividad y el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad contribuirán en el nuevo año al crecimiento económico y, con ello, a la reducción de la pobreza.
Crecimiento sano de nuestra economía y programas sociales que ayuden a insertar a los más pobres en el sistema productivo del país son dos políticas que se continuarán aplicando en el 2020 para tener un país más inclusivo, menos desigual y más justo.
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